sábado, 24 de maio de 2014

Cómo Hubiera Sido Si No Tuviera Síndrome De Down

Postado por Maria Célia Becattini

Padres De Hijos Con Necesidades Especiales

Las preguntas más curiosas siempre vienen de la boca de los más inocentes, de los que no tienen miedo a equivocarse, a herir o decir lo que sienten. Hace unos días una amiguita del barrio que estaba invitada a jugar en la casa, me sorprendió con una pregunta.

Cómo hubieran sido él o ella, si no hubieran nacido con síndrome de Down?

Años atrás, plantearme esa pregunta me hubiera parecido un pecado. No hubiera ni siquiera tenido la osadía de permitirla en mi mente. Me hubiera sentido culpable y molesta conmigo misma. La pregunta hubiera parecido una falta de amor y aceptación. Me hubiera partido el alma contestarla.

Pero lo grande y maravilloso del amor y la verdadera aceptación, es que en determinado momento ya las preguntas son sólo eso, cuestionamientos que nos pueden llevar a la reflexión, e incluso a comprender cuánto hemos madurado y lo mucho que ha evolucionado nuestro corazón.

Cómo te los imaginarías tu? le pregunté.

Con los ojos más grandes, me dijo. Y no es que sus ojos no sean grandes sino que parecen más pequeños.

Tienes razón, le dije. No es que sus ojos no sean grandes, sino que la gente los percibe de un modo diferente. Pero ven igual que tu. Ante sus ojos el mundo no es para nada diferente.

Hablarían más y sería más fácil entenderles, me dijo.

Y no es que yo no les entienda, sino que tengo que dedicarles más tiempo.

Si, es cierto. No es que sea difícil entenderlos, sino que no todos estamos dispuestos a bajar la velocidad para escucharlos, para interpretar lo que dicen. Para darles tiempo de hablar. Para aprender a callar para que ellos puedan expresarse.

Emir sería más alto, Ayelén más ágil, no?

Sin duda. Emir ya tendría otro tipo de intereses. Ayelén no estoy segura.

Interesante, no? Lo importante es que siendo como son, todos los queremos. La verdad yo no les veo nada de diferentes, o sea, si, pero a la misma vez, no. Me entiendes?

Más de lo que crees, le dije yo.

Siguieron jugando, peleando, riendo y llorando hasta que fue hora de que se acabe el día de juego.

En mi cabeza siguieron los cuestionamientos.

Los hubiera amado menos o más si no tuvieran síndrome de Down? Por supuesto que no.

Vivirían mejor o serían más felices si no hubieran nacido con ese cromosoma demás? Creo que no.

Y aunque sea esa la pregunta que genere el debate: Si es posible ser feliz viviendo con una discapacidad, o que las personas que aman lo sean viéndote crecer con una? , creo que la respuesta parte de la aceptación. De aprender en el camino a comprender que todos podemos ser felices de maneras diferentes. Hay que romper el prejuicio para aprender a ver con esos ojos que nos tocaron y consideramos perfectos. Para ampliar los horizontes y aprender a soñar nuevos sueños.

Obviamente para quienes no conocen la experiencia, es más difícil de creer que si se puede ser feliz. Es prácticamente imposible entender con la que cabeza, lo que sólo se comprende con en el corazón.



Como madre de dos hijos con síndrome de Down, yo se que a veces el futuro aterra, porque como padres se nos inunda la cabeza de temores acerca de qué pasará con ellos si algún día les faltamos; pero también se que lo único que nos queda es apoyarlos y ayudarles a que sean lo mejor que puedan, y que en el deseo de protegerlos, nunca los privemos de lo más importante, que es la experiencia natural de aprender, de equivocarse, de reír y llorar.

En los momentos más confusos de la vida, en los que he sentido que me perdía sin respuestas; he aprendido que el problema nunca han sido ellos ni su condición; en cambio yo y mi falta de fe en mi misma y en el amor. Todo parte de ahí, de lo que tenemos dentro y de cómo percibimos a quienes amamos desde el corazón.



No se cómo serían si no hubieran nacido con síndrome de Down, pero se cómo son en este momento, y los amo y los acepto siendo quienes son; mis hijos. La gente cree que ese amor es más grande o admirable, porque no es normal tener hijos con algún tipo de discapacidad, o no es fácil aceptarlo y ser feliz. Pero siendo sinceros, tener un hijo es siempre lo mismo, amarlos es algo natural, y vivir con un cromosoma demás o uno de menos; no cambia para nada la esencia de ser padres, tampoco la magia que trae consigo la vivencia de ser hijos.

Una vez se comprende, todo se vuelve más fácil.

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